Los 10 errores que no debería cometer un fisioterapeuta en Internet

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Cuando se ofrecen consejos sobre lo que resulta más útil para que nuestro proyecto en Internet funcione de la mejor manera y nos ofrezca los mejores resultados, casi el 100% de las recomendaciones se centran en cuestiones técnicas: utiliza este programa, contrata el hosting con tal empresa, emplea tal sistema de publicidad…

Por lo general todos esos consejos se aceptan a ciegas, sin tener conciencia de qué manera van a producir el beneficio esperado. Tan sólo se confía en quien se supone que tiene una experiencia previa que puede servirnos para no cometer errores, y sobre todo, para que el éxito llegue inevitablemente. Ahora bien, esos consejos nos dejan en el mismo estado de ignorancia inicial y, en cierto modo, nos podemos sentir como si nos hubiésemos encomendado a los astros o a los santos.

¿Sabéis cuántos proyectos se salvarán gracias a utilizar el mejor software, el mejor hosting y la promoción más adecuada?

Ni uno solo.

No sólo me refiero a proyectos mal concebidos o que no han tenido en cuenta la dura competencia con la que se tendrían que enfrentar, que los hay y muchos, ni siquiera a proyectos que se quedaron a medio camino por falta de recursos económicos, sino a emprendedores que no comprendieron que Internet tiene sus propias reglas y que funciona de otra manera a como lo hace la tienda de la esquina o el abogado que confía en las páginas amarillas.

Falla la actitud, la planificación, la poca confianza en un medio que no se conoce, y todo esto suele tener consecuencias mucho más graves que una poco afortunada selección del software, del hosting o de las palabras clave para mostrar anuncios de Adwords.

El decálogo de los errores que suelen terminar por arruinar cualquier proyecto en Internet podría ser el siguiente:

1- En Internet no importa lo que eres, sino lo que tienes.

Algunos fisioterapeutas creen que Internet es como su madre o su abuela, que los considera como los mejores fisioterapeutas sin tener que demostrar nada. Para ellos colocar su nombre y su foto ya es demostración más que suficiente de lo que son, es decir, los mejores, y que conste que es posible que todos ellos lo sean en mayor o menor medida, pero lo que no han comprendido es que eso que son tienen que demostrarlo utilizando un lenguaje que Google pueda entender, es decir, páginas, enlaces, fotografías, vídeos…

Para Google los sentimientos maternales no influyen en el posicionamiento, ni tampoco dispone su algoritmo de una variable para guardar el valor asociado al prestigio o las buenas notas que obtuvieron en las asignaturas más difíciles, ni siquiera tiene la menor importancia lo contentos que pueden quedar los pacientes tras una sesión de fisioterapia.

Mientras que todo eso no se traslade a Internet, es decir, se pase del ser al estar, y se potencie lo que mejor funciona, de nada servirá ser los mejores.

 

2- Déjate asesorar o delega. No tomes decisiones por intuición cuando desconoces a lo que te enfrentas.

La supuesta gratuidad de Internet y, que el ocio y el negocio vayan en bastantes ocasiones de la mano, ha conducido a que algunos emprendedores se hayan convertido en profesionales todoterreno que todo lo hacen aunque, no tengan tiempo para hacer nada y desconozcan qué es realmente «todo» lo que deberían de estar haciendo.

El emprendedor no está dispuesto a que nadie gestione su presencia en las redes sociales porque él ya lo hace con su perfil personal. Tampoco está dispuesto a pagar por la creación de un sitio web porque, por lo general, siempre puede recurrir a un sobrino, o primo, que recibieron un curso de una hora para diseño de webs. ¿Contratar a un fotógrafo?, por favor, ¿acaso él no tiene un móvil de última generación?. Adwords es tan fácil de manejar que sería absurdo pagar para que alguien haga lo que él ya sabe (lógicamente lo que no sabe nunca lo tiene en cuenta). En el hosting nadie le puede engañar cobrándole 2 euros/mes porque él sabe dónde contratar por 1 euro al año.

¿Consecuencias de todo esto?

Lo dejo a vuestra imaginación.

3- Planifica tu proyecto a corto, medio y largo plazo.

Las acciones que se pueden poner en marcha en Internet para promocionar un servicio de fisioterapia tienen una orientación temporal más acusada que cualquiera de las que podemos encontrar en el “mundo offline”.

Adwords tiene efectos inmediatos. En cuestión de minutos podemos estar ofreciendo anuncios allí donde deseamos.

El posicionamiento, aunque desde los primeros días puede aportar visitas de interés, siempre se plantea como un trabajo que mostrará sus resultados en un plazo medio de tiempo, o para los sitios web que inician su trayectoria con un dominio recién registrado, más bien habría que plantearlo como un trabajo a largo plazo.

Lo deseable, aunque no siempre tiene que ser posible debido a cuestiones de presupuesto, es que se combine el posicionamiento con las campañas de publicidad.

Desde el primer día hay que trabajar en la optimización del sitio web y en cuestiones de posicionamiento, pues a medio/largo plazo sus resultados demostrarán ser los más económicos. Pero no podemos, o no queremos, pasar seis o doce meses sin captar clientes así que lo aconsejable es que alguna campaña de publicidad corra paralela al posicionamiento.

En este apartado los errores que se suelen cometer se traducen en la suspensión de las labores de posicionamiento a los pocos meses de iniciarlas porque no se comprende que sus resultados llegarán a medio o largo plazo, y la reducción al mínimo de la inversión en publicidad porque se considera demasiado cara. Como conclusión los resultados serán tan pobres que los sitios web demostrarán que, de esa manera, jamás serán rentables.

4- No arriesgues. No inviertas en un solo canal.

A todos nos gustaría tener un gran sitio web que trabaje las 24 horas y por si solo capte nuevos clientes.

Esa situación idílica se mantendrá hasta que un mal día Google nos lo penalice y en cuestión de un par de días pase a perder el 90% de las visitas, descubriendo además que el 10% restante no aportan ni un solo cliente.

Esto no es que tenga que suceder, pero si es un riesgo inherente al trabajo que se realiza en los sitios web, y fuera de ellos.

Con Google, se tienen pocas seguridades, salvo que no tienes nada seguro. De hecho en sus primeros años recibió multitud de demandas en Estados Unidos cuando algunas empresas perdieron casi todas sus visitas desde el buscador tras alguno de sus famosos “bailes”, así se conocían las actualizaciones del algoritmo que conducían al cambio de posiciones en los resultados de búsqueda. Aquellas demandas no prosperaron, y al final todas las empresas se tuvieron que acostumbrar a trabajar en un terreno con pocas garantías.

Debido a esa inseguridad se descubrió que lo importante en Internet no era tanto ser propietario sino hacer uso de lo que mejor funcionaba.

Desde entonces quedó claro que invertir todo tu dinero en el canal de búsquedas (posicionamiento) era demasiado arriesgado, además esa fidelidad al posicionamiento demostraba que perdías oportunidades, pues no considerabas los clientes que te podían llegar a través del canal de redes sociales, o mediante banners contratados en sitios web de interés, o mediante YouTube que se puede considerar por su importancia como un canal en si mismo.

¿Por qué deberías de tener más confianza en tu propio sitio web que en otros que no son de tu propiedad? Eso no tiene sentido. Lo que debe de importarnos es que si algo funciona, y lo podemos utilizar, entonces hay que emplearlo. De esa manera también reduciremos los riesgos.

5- Sé previsor porque siempre llegará un día en el que algo fallará.

Antes o después se producirá un fallo de seguridad imprevisto en nuestro sitio web, o se producirá un incidente en el hosting, o nos hackearán una cuenta de correo…

Siendo previsores evitaremos parte de lo más indeseable, pero hay otra parte que escapa por completo a nuestro control. ¿Acaso podemos evitar que aparezca una vulnerabilidad en WordPress, o en alguno de sus plugins, y sea aprovechada por un hacker cuando los creadores de ese software ni siquiera sean conscientes de ese fallo? Pues incluso en esos casos se puede ser previsor, por ejemplo, con copias de seguridad que se guarden durante algunos meses.

Tener un plan de emergencia es una cuestión de supervivencia de la que no deberíamos de desentendernos.

6- Tómate en serio Internet si quieres obtener (buenos) resultados.

El paradigma de la actitud equivocada en este punto es la que conduce a la profecía autocumplidora, en la que caen multitud de emprendedores.

Esta actitud se encuentra íntimamente enlazada con la que he mencionado en el punto 2, pues lo que se busca es gastar la menor cantidad posible de dinero por la nula confianza que se tiene en Internet. Cuando inevitablemente llegan los malos resultados se produce la negación de la propia responsabilidad.

La profecía autocumplidora se podría resumir en el siguiente discurso de un emprendedor:

Internet realmente no es para tanto. Algunas empresas se pueden beneficiar pero yo no estoy dispuesto a pagar por algo que sólo me va a conducir a perder dinero. Por lo tanto lo que voy a hacer es encargarme yo mismo de todo. Voy a crear el sitio web, voy a gestionar Adwords, me encargaré de hacer las fotografías… Todo lo puedo hacer yo sin necesidad de conocer con detalle ninguno de esos temas.

Consecuencia:

El emprendedor no tendrá resultados y un buen día dirá: ¡Ya decía yo que Internet no servía para nada¡ ¡Menos mal que no gasté mi dinero en chorradas!

 

7- Ten un buen control sobre tu proyecto y toma decisiones con datos fiables.

Si no conoces lo que está sucediendo con tu proyecto en Internet, ¿cómo podrás tomar decisiones válidas para mejorar o corregir errores?

Si no sabes qué grupos de anuncios de Adwords son los que están aportando nuevos clientes, ¿cómo podrás apostar por ellos en detrimento de los menos rentables?

Si no conoces qué páginas son las más visitadas, o de dónde tu proceden tus visitantes, o qué contactos aportada cada canal… ¿cómo podrás introducir cambios en tu sitio web? 

Desde el primer día utiliza Analytics.

8- Ofrece un buen servicio. No mientas. No manipules. No te dediques a hacer milagros.

Cuando te enfrentas a competidores que saben hacer su trabajo en Internet, se puede tener la tentación de ir más allá en las virtudes de lo que uno ofrece para alcanzar alguna ventaja frente a ellos. Esto puede suceder en todos los terrenos, no sólo en la fisioterapia.

Seguramente nadie se convierte en peor (ni en mejor) persona cuando ofrece sus servicios a través de esta red de comunicación, pero la mayor exposición en este medio favorecida por el fácil y rápido acceso a cualquier sitio web conduce a algunas personas a que intenten pasar al terreno de los milagros como si estuviesen bajo su control, con tal de captar más clientes. De entrada ofrecen lo imposible, así que la decepción final está garantizada.

Un caso extremo, y real, es el de esas empresas que se mantienen al límite de lo legal y para evitar cualquier crítica en Internet, se encargan de asustar a los clientes insatisfechos con abogados para que nadie pueda criticarlos.

Mantener en nómina a los abogados no es barato, así que tan sólo por esa razón, sería más interesante actuar de una manera más ética.

9- Averigua lo que desean tus potenciales clientes, y sobre todo, cómo lo buscarán.

Es común que se caiga en el error que nos lleva a creer que todos tenemos los mismos deseos, que pensamos de manera semejante, o que buscaríamos eso que deseamos de la misma manera.

A la hora de crear tu sitio web, o de iniciar una campaña de Adwords, o incluso para que lo publicado en Facebook atraiga al mayor número de potenciales clientes, deberíamos de realizar un estudio de palabras clave que están asociadas con nuestra actividad.

Veamos un ejemplo real para que esto se entienda mejor.

Una empresa que realizaba visitas turísticas quería ofrecer el servicio de visitas con intercomunicadores para que el proceso de comunicación de los guías con los turistas fuese más cómodo y fluido. La duda que se planteaba es que a la hora de que sus potenciales clientes los buscasen en Google, ¿qué palabra emplearían para encontrar ese servicio?

Les preguntaron a varios grupos de turistas y la palabra intercomunicador casi nadie la empleó, sin embargo utilizaron otras muchas: auriculares, audífonos, pinganillos… así que a la hora de promocionar ese servicio optaron por las palabras que con más probabilidad utilizarían sus clientes.

Otro ejemplo:

Emil Cioran, el famoso filósofo, ante las dudas que tenía sobre el posible título de su nuevo libro, le preguntó a su portera si la palabra aciago entraba dentro de su léxico y como ella le respondió sin dudarlo que era una palabra muy normal, decidió emplearla sabiendo que el título no sería excesivamente extraño e indescifrable para el público más amplio.  El aciago demiurgo, fue el título de ese libro.

Tengo la impresión de que Cioran tenía una portera muy culta, y que no consideró que la palabra demiurgo no suele emplearse con excesiva frecuencia, seas o no, portera.

Sin embargo Cioran hizo exactamente lo que nosotros tendríamos que hacer en Internet. Tenemos que saber cómo piensan (buscan) nuestros clientes, porque sin ellos no somos nada.

10- Sé paciente y constante.

Este punto se puede considerar como una conclusión, o destilado, de los anteriores.

Si confías en Internet, si te lo tomas en serio, si planificas correctamente las campañas de promoción, si optas por tener presencia en varios canales, si lo que eres lo materializas con el lenguaje correcto en lo que tienes en Internet, concluirás que sin más remedio deberás de realizar un trabajo constante que verá sus resultados con el paso del tiempo.  

La impaciencia y la falta de constancia son incompatibles con cualquier proyecto en Internet.

Serafín H. Bellido
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