Cuando un empresario con mentalidad tradicional decide poner en marcha un proyecto en Internet tan sólo piensa en qué puede llegar a conseguir con el dinero que tiene disponible. No concibe otra manera de conseguir sus objetivos que no sea la de ajustarse en cada momento a su presupuesto, que va a ser el que determine cuáles podrán ser sus logros.
Estas personas suelen creer que no hay alternativa posible para crear una empresa con base en Internet pues es a uno mismo a quien le toca arriesgarse en espera de obtener los beneficios. Sin embargo, Internet ha cambiado la manera de hacer realidad los negocios, y lo que antes sólo podía conseguirse de manera independiente y con el riesgo y esfuerzo personal, en la actualidad resulta más sensato realizarlo de manera colaborativa.
Las razones a favor de los proyectos colaborativos son numerosas:
1. La unión de empresas que ofrecen servicios complementarios, o de manera genérica, de personas que se relacionan de una manera más dialogante y participativa en un mismo nivel, en un proyecto común, va a permitir que se disponga de más recursos y que se aproveche mejor el potencial de cada uno de los participantes, siendo esto un factor de enorme importancia cuando se pasa de una empresa pequeña, casi sin capacidad para darse a conocer, a otra donde se puede tener una notable capacidad para atraer a un público más numeroso.
2. El riesgo de abandono antes de tiempo, tan común en los proyectos que se crean en solitario, se reduce, pues no sólo se avanza a mayor velocidad permitiendo que los resultados lleguen antes (no olvidemos que muchísimos proyectos en Internet son abandonados en el segundo o tercer año), sino que además es más difícil la desmotivación asociada a un sobresfuerzo que suele ser frecuente en emprendedores independientes.
3. La disponibilidad de más capital permite llegar a mínimos necesarios en cuestiones de diseño, promoción, redacción… a los que el empresario solitario puede que no sea capaz de llegar, ya sea debido a que no disponga del suficiente capital, o a su desconfianza de Internet.
Los proyectos que se quedan a medias suelen casi siempre cosechar malos resultados, haciéndose realidad la tan común profecía autocumplidora de quienes no confían en Internet. No invierten la suficiente cantidad de dinero porque piensan que Internet no está hecha para su empresa. Como consecuencia los malos resultados les permiten confirmar que tenían razón.
4. Los grandes proyectos tienen a su favor que pueden convertir el sitio web de referencia en autoridad de los temas que mencionan, de tal manera que el posicionamiento de los nuevos artículos, cuando ya se ha ganado la confianza y el favor de Google, puede ser mucho más fácil.
5. En este tipo de proyectos colaborativos podemos salir beneficiados al “aprovecharnos” de la popularidad, o fortalezas, de los otros participantes.
6. Si se ha sabido elegir a los compañeros adecuados del proyecto en el que se está colaborando se tendrá el beneficio añadido de una nueva entidad que tiene más fuerza por si misma que la suma de la que sería la aportación independiente de cada participante, es decir, se ha generado una sinergia que demuestra lo acertada que es la colaboración.
7. Al formar parte de un proyecto que integra a varias empresas, o personas, la identificación de los errores, propios y ajenos, se facilitará por la presencia de más observadores.
8. Mientras que un emprendedor solitario puede trabajar sin definir bien sus objetivos y sin llevar un correcto control de su empresa, al formar parte de un proyecto grupal es casi obligado que se produzca esa correcta definición de lo que se desea conseguir y de los recursos necesarios, así como la manera de proceder. Además, se suele producir una más flexible y rápida adaptación a la realidad de cada momento, siempre que se haya hecho efectiva esa nueva realidad colaborativa entre los participantes.
Como complemento os animo a ver este interesante vídeo en el que se menciona la economía colaborativa, nuevos negocios y nuevas maneras de trabajar.
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